La Organización Mundial de la Salud define como inactivas aquellas personas que realizan menos de 90 minutos de actividad física semanal. Es evidente que nuestro organismo necesita movimiento y el hecho de no proporcionarle puede exponernos en importantes riesgos para la salud:
- La falta de actividad física fomenta un incremento del riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad.
- El sedentarismo duplica el riesgo de sufrir dolencias cardiovasculares y diabetes tipos II.
- Las personas sedentarias tienen entre un 20% – 30% más de posibilidades de morir de forma prematura.
- Las mujeres sedentarias se ven más afectadas por los efectos de la menopausia.
- La vida sedentaria aumenta el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer.
- Las personas que practican ejercicio físico de manera regular tienen menos posibilidades de sufrir depresión.
¿Cómo podemos tratarlo?
Afortunadamente, el sedentarismo es un factor de riesgo modificable. Esto comporta que la práctica del ejercicio físico es una cultura de hábito que se tiene que incluir en cualquier estilo de vida de las personas que lo sufren.
A partir de los 18 años, se recomienda:
- Hacer un mínimo de 30 minutos de actividad física moderada cinco días a la semana o la suma de estos 150 minutos distribuidos durante la semana.
- También se puede optar por 75 minutos de actividad física vigorosa distribuidos durante toda la semana (por ejemplo, 15 minutos diarios).
- Además, se recomienda hacer actividades para fortalecer los músculos dos/tres días a la semana; por ejemplo, hacer pesas o trabajar con bandas elásticas.